Queridos hermanos y hermanas, el perdón es un regalo poderoso que podemos ofrecer unos a otros, reflejando el amor y la misericordia que Dios nos ha mostrado. Cuando perdonamos, liberamos la pesada carga de la ira y el resentimiento de nuestros corazones. Es un acto divino que trae sanación a nuestras almas y paz a nuestras relaciones. El perdón no siempre es fácil, pero es esencial para vivir una vida que honra a Dios.
En la Biblia, vemos muchos ejemplos de perdón. Uno de los más profundos es cuando Jesús, mientras sufría en la cruz, pidió a Dios que perdonara a quienes lo perseguían. Este acto supremo de amor y perdón nos recuerda que, no importa cuán profundamente hayamos sido heridos, el perdón es posible. También nos muestra que el perdón no depende de las acciones de la otra persona, sino que es una elección que hacemos en obediencia a Dios.
Queridos amigos, consideren a José, quien perdonó a sus hermanos después de que lo vendieron como esclavo. A pesar del dolor y la traición que experimentó, José eligió perdonar, y a través de su perdón, Dios trajo reconciliación y bendición. Esta historia nos enseña que el perdón puede transformar situaciones y traer el plan perfecto de Dios en nuestras vidas.
Perdonarnos unos a otros no se trata solo de dejar ir agravios pasados; se trata de reflejar la gracia que hemos recibido de Dios. Cuando perdonamos, reflejamos la misericordia infinita que Dios nos extiende cada día. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a perdonar como Él nos ha perdonado.
Busquemos la fuerza y el valor de Dios para perdonar a quienes nos han hecho mal. Al hacerlo, invitamos Su paz a nuestras vidas y creamos una base para relaciones sanas y amorosas. Recuerden, queridos hermanos y hermanas, que el perdón es un viaje, y con la ayuda de Dios, podemos recorrer este camino juntos.
Queridos amigos, ahora veamos las escrituras de la Biblia a continuación que hablan sobre perdonarnos unos a otros.
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”
— Efesios 4:32
“Soportándoos unos a otros, perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”
— Colosenses 3:13
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial”
— Mateo 6:14
“Entonces se le acercó Pedro le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?”
— Mateo 18:21
“No juzguéis, no seréis juzgados; no condenéis, no seréis condenados; perdonad, seréis perdonados”
— Lucas 6:37
“Cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas”
— Marcos 11:25
“Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”
— Mateo 6:15
“Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; si se arrepintiere, perdónale”
— Lucas 17:3
“Si siete veces al día pecare contra ti, siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”
— Lucas 17:4
“Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”
— Mateo 18:22
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”
— Santiago 5:16
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel justo para perdonar nuestros pecados, limpiarnos de toda maldad”
— 1 Juan 1:9
“El que cubre la falta busca amistadMas el que la divulga, aparta al amigo”
— Proverbios 17:9
“No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor”
— 1 Corintios 13:5
“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti”
— Mateo 5:23
“Deja allí tu ofrenda delante del altar, anda, reconcíliate primero con tu hermano, entonces ven presenta tu ofrenda”
— Mateo 5:24
“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”
— Romanos 12:18
“No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”
— Romanos 12:19
“Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza”
— Romanos 12:20
“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”
— Romanos 12:21
“Así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza”
— 2 Corintios 2:7
“Al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo”
— 2 Corintios 2:10
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”
— Gálatas 6:1
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”
— Colosenses 3:12
“Seguid la paz con todos, la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”
— Hebreos 12:14
“No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”
— 1 Pedro 3:9
“La cordura del hombre detiene su furorY su honra es pasar por alto la ofensa”
— Proverbios 19:11
“Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”
— Mateo 18:35
“Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”
— Lucas 23:34
“Ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”
— 1 Pedro 4:8
“Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”
— Romanos 14:13
“Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, con la medida con que medís, os será medido”
— Mateo 7:2
“A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; a quienes se los retuviereis, les son retenidos”
— Juan 20:23
“Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, para con todos”
— 1 Tesalonicenses 5:15
“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve repréndele estando tú él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”
— Mateo 18:15
“Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
— Gálatas 5:14
“Si alguno dice: Yo amo a Dios, aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”
— 1 Juan 4:20
“Nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano”
— 1 Juan 4:21
“Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”
— Romanos 15:7
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”
— Filipenses 2:3
“No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”
— Filipenses 2:4
“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; la misericordia triunfa sobre el juicio”
— Santiago 2:13
“Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido”
— 2 Timoteo 2:24
“Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?”
— 1 Corintios 6:7
“Respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”
— Mateo 25:40
“Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”
— Mateo 25:45
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”
— Efesios 4:26
“Ni deis lugar al diablo”
— Efesios 4:27
“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porqueDios resiste a los soberbiosY da gracia a los humildes”
— 1 Pedro 5:5
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”
— 1 Pedro 5:6