Queridos hermanos y hermanas, adentrémonos en el poder divino de la sanación tal como se revela en las Sagradas Escrituras. La Biblia está llena de ejemplos de las sanaciones milagrosas de Dios, reflejando Su infinita compasión y poder. A lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento, somos testigos de la poderosa mano de Dios restaurando la salud y la vida a Su pueblo. Estas historias nos recuerdan la promesa divina de que Dios es el sanador supremo.
En el Antiguo Testamento, vemos la mano sanadora de Dios a través del profeta Elías, quien oró por el hijo de la viuda y lo devolvió a la vida. Este evento milagroso nos recuerda que Dios tiene poder sobre la vida y la muerte. En el Nuevo Testamento, Jesucristo, nuestro Salvador, es la encarnación de la sanación divina. Él sanó a los enfermos, dio vista a los ciegos e incluso resucitó a los muertos. Sus sanaciones no fueron solo actos de compasión, sino también señales de Su autoridad divina y la venida del reino de Dios.
Querido amigo, el poder sanador de Jesús no es solo un relato del pasado. Está vivo y activo hoy. A través de la fe y la oración, podemos buscar la sanación de Dios en nuestras vidas. El apóstol Santiago nos anima a orar los unos por los otros para que podamos ser sanados. Este acto de fe, junto con la gracia de Dios, abre la puerta a la intervención divina.
Si bien la sanación física es una parte significativa de la obra de Dios, no olvidemos la importancia de la sanación espiritual. Nuestro Señor se preocupa por la sanación de nuestras almas, reparando a los quebrantados de corazón y liberando a los cautivos. Esta sanación divina trae paz, gozo y restauración a nuestro ser más íntimo.
Al reflexionar sobre estas verdades, acerquémonos a Dios con confianza, sabiendo que Él está dispuesto y es capaz de sanarnos. Recordemos también dar gracias por Su misericordia y compartir estas historias de fe con otros, animándolos a confiar en el poder sanador de Dios.
Queridos amigos, ahora veamos las escrituras de la Biblia a continuación que hablan sobre la sanación divina.
“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor”
— Santiago 5:14
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, por su llaga fuimos nosotros curados”
— Isaías 53:5
“Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, llevó nuestras dolencias”
— Mateo 8:17
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por cuya herida fuisteis sanados”
— 1 Pedro 2:24
“Bendice, alma mía, a Jehováno olvides ninguno de sus beneficiosÉl es quien perdona todas tus iniquidadesEl que sana todas tus dolencias”
— Salmos 103:2-3
“Mas yo haré venir sanidad para ti, sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda”
— Jeremías 30:17
“Dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, hicieres lo recto delante de sus ojos, dieres oído a sus mandamientos, guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador”
— Éxodo 15:26
“Él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, queda sana de tu azote”
— Marcos 5:34
“Recorría Jesús todas las ciudades aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino, sanando toda enfermedad toda dolencia en el pueblo”
— Mateo 9:35
“Toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él sanaba a todos”
— Lucas 6:19
“Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo con poder a Jesús de Nazaret, cómo este anduvo haciendo bienes sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”
— Hechos 10:38
“Hijo mío, está atento a mis palabrasInclina tu oído a mis razonesNo se aparten de tus ojosGuárdalas en medio de tu corazónPorque son vida a los que las hallanY medicina a todo su cuerpo”
— Proverbios 4:20-22
“Él sana a los quebrantados de corazónY venda sus heridas”
— Salmos 147:3
“Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, para sanar toda enfermedad toda dolencia”
— Mateo 10:1
“Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba”
— Lucas 4:40
“Echaban fuera muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos, los sanaban”
— Marcos 6:13
“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; aun mayores hará, porque yo voy al Padre. todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”
— Juan 14:12-14
“Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolorMullirás toda su cama en su enfermedad”
— Salmos 41:3
“Saliendo Jesús, vio una gran multitud, tuvo compasión de ellos, sanó a los que de ellos estaban enfermos”
— Mateo 14:14
“Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, sanarán”
— Marcos 16:17-18
“Cuando la gente lo supo, le siguió; él les recibió, les hablaba del reino de Dios, sanaba a los que necesitaban ser curados”
— Lucas 9:11
“Se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, otros muchos enfermos; los pusieron a los pies de Jesús, los sanó”
— Mateo 15:30
“Tanto que sacaban los enfermos a las calles, los ponían en camas lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos atormentados de espíritus inmundos; todos eran sanados”
— Hechos 5:15-16
“He visto sus caminos; pero le sanaré, le pastorearé, le daré consuelo a él a sus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos al cercano, dijo Jehová; lo sanaré”
— Isaías 57:18-19
“He aquí que yo les traeré sanidad medicina; los curaré, les revelaré abundancia de paz de verdad”
— Jeremías 33:6
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, oraren, buscaren mi rostro, se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados, sanaré su tierra”
— 2 Crónicas 7:14
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, en sus alas traerá salvación; saldréis, saltaréis como becerros de la manada”
— Malaquías 4:2
“Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, a los pobres es anunciado el evangelio”
— Mateo 11:5
“Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, será salva”
— Lucas 8:50
“Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”
— Juan 11:4
“Jehová Dios míoA ti clamé, me sanaste”
— Salmos 30:2
“Recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino, sanando toda enfermedad toda dolencia en el pueblo”
— Mateo 4:23
“Aconteció un día, que él estaba enseñando, estaban sentados los fariseos doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea Jerusalén; el poder del Señor estaba con él para sanar”
— Lucas 5:17
“Pero Jesús, volviéndose mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. la mujer fue salva desde aquella hora”
— Mateo 9:22
“Hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, las enfermedades se iban de ellos, los espíritus malos salían”
— Hechos 19:11-12
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, que tengas salud, así como prospera tu alma”
— 3 Juan 1:2
“Sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, echó fuera muchos demonios; no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían”
— Marcos 1:34
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva, untó con el lodo los ojos del ciego, le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, se lavó, regresó viendo”
— Juan 9:1-7
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”
— Apocalipsis 21:4
“Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, harás que viva. He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados”
— Isaías 38:16-17
“Por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, mi siervo será sano”
— Lucas 7:7