Queridos hermanos y hermanas, honrar a nuestras madres es un deber sagrado que resuena profundamente en las enseñanzas de la Biblia. Este llamado a respetar y apreciar a nuestras madres está tejido a lo largo de las escrituras, instándonos a reconocer el valor inconmensurable que tienen en nuestras vidas. La Biblia nos enseña que honrar a nuestras madres no es solo un mandamiento, sino un camino hacia las bendiciones y un reflejo de nuestra relación con Dios.
Desde el principio, vemos la importancia de la familia en la historia de la creación. Dios diseñó la familia como la unidad fundamental de la sociedad, con la madre desempeñando un papel vital en el cuidado y la guía. Nuestras madres son a menudo nuestras primeras maestras, inculcándonos los valores y la fe que forman nuestras vidas. Ellas proporcionan cuidado, amor y sabiduría, ayudándonos a crecer en los individuos que Dios quiere que seamos.
Al honrar a nuestras madres, mostramos gratitud por sus sacrificios y reconocemos su amor inquebrantable. Este respeto no se limita a un solo día o momento, sino que es un compromiso de por vida para apreciarlas y apoyarlas. La Biblia enfatiza la recompensa de honrar a nuestros padres, prometiendo que conduce a una vida plena y próspera. Al respetar a nuestras madres, nos alineamos con la voluntad de Dios, demostrando nuestra fe a través de nuestras acciones.
Consideremos el ejemplo de Jesús, quien, incluso en sus últimos momentos en la cruz, aseguró el cuidado de su madre, María. Este acto de amor y responsabilidad subraya la importancia de honrar a nuestras madres, independientemente de nuestras circunstancias. Es un poderoso recordatorio del profundo vínculo entre una madre y su hijo y la expectativa divina de que mantengamos esta relación con honor.
Queridos amigos, cuando honramos a nuestras madres, honramos a Dios. Esforcémonos por mostrarles amor, respeto y gratitud cada día. Al hacerlo, cumplimos un mandamiento divino y fortalecemos la base de nuestras familias. Queridos amigos, ahora veamos las escrituras de la Biblia a continuación que hablan sobre honrar a nuestras madres.
“Honra a tu padre a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”
— Éxodo 20:12
“Cada uno temerá a su madre a su padre, mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios”
— Levítico 19:3
“Honra a tu padre a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da”
— Deuteronomio 5:16
“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padreY no desprecies la dirección de tu madre”
— Proverbios 1:8
“Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padreY no dejes la enseñanza de tu madre”
— Proverbios 6:20
“Oye a tu padre, a aquel que te engendrócuando tu madre envejeciere, no la menosprecies”
— Proverbios 23:22
“Alégrense tu padre tu madreY gócese la que te dio a luz”
— Proverbios 23:25
“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, seas de larga vida sobre la tierra”
— Efesios 6:1-3
“Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor”
— Colosenses 3:20
“Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre a tu madre; : El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente”
— Mateo 15:4
“Porque Moisés dijo: Honra a tu padre a tu madre; : El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente”
— Marcos 7:10
“Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre a tu madre”
— Lucas 18:20
“Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan estos primero a ser piadosos para con su propia familia, a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno agradable delante de Dios”
— 1 Timoteo 5:4
“Porque si alguno no provee para los suyos, mayormente para los de su casa, ha negado la fe, es peor que un incrédulo”
— 1 Timoteo 5:8
“Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, no sea gravada la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que en verdad son viudas”
— 1 Timoteo 5:16
“El ojo que escarnece a su padreY menosprecia la enseñanza de la madreLos cuervos de la cañada lo saquenY lo devoren los hijos del águila”
— Proverbios 30:17
“Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. dirá todo el pueblo: Amén”
— Deuteronomio 27:16
“El hijo sabio alegra al padreMas el hombre necio menosprecia a su madre”
— Proverbios 15:20
“El que roba a su padre ahuyenta a su madreEs hijo que causa vergüenza acarrea oprobio”
— Proverbios 19:26
“Al que maldice a su padre o a su madreSe le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa”
— Proverbios 20:20
“El que roba a su padre o a su madre, dice que no es maldadCompañero es del hombre destruidor”
— Proverbios 28:24
“Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, en Jerusalén tomaréis consuelo”
— Isaías 66:13
“Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, los enemigos del hombre son los de su casa”
— Miqueas 7:6
“Honra a tu padre a tu madre; , Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
— Mateo 19:19
“Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre a tu madre”
— Marcos 10:19
“Descendió con ellos, volvió a Nazaret, estaba sujeto a ellos. su madre guardaba todas estas cosas en su corazón”
— Lucas 2:51
“Cuando vio Jesús a su madre, al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”
— Juan 19:26-27
“Vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. el rey se levantó a recibirla, se inclinó ante ella, volvió a sentarse en su trono, hizo traer una silla para su madre, la cual se sentó a su diestra”
— 1 Reyes 2:19
“Se levantan sus hijos la llaman bienaventuradaY su marido también la alaba”
— Proverbios 31:28
“Habitó en el desierto de Parán; su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto”
— Génesis 21:21
“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, en tu madre Eunice, estoy seguro que en ti también”
— 2 Timoteo 1:5
“Pero persiste tú en lo que has aprendido te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”
— 2 Timoteo 3:14-15
“Respondió Rut: No me ruegues que te deje, me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, allí seré sepultada; así me haga Jehová, aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos”
— Rut 1:16-17
“Entonces el rey respondió dijo: Dad a aquella el hijo vivo, no lo matéis; ella es su madre”
— 1 Reyes 3:27
“Alimentaba José a su padre a sus hermanos, a toda la casa de su padre, con pan, según el número de los hijos”
— Génesis 47:12
“Daos prisa, id a mi padre decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas. Habitarás en la tierra de Gosén, estarás cerca de mí, tú tus hijos, los hijos de tus hijos, tus ganados tus vacas, todo lo que tienes. allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú tu casa, todo lo que tienes”
— Génesis 45:9-11
“José unció su carro vino a recibir a Israel su padre en Gosén; se manifestó a él, se echó sobre su cuello, lloró sobre su cuello largamente”
— Génesis 46:29
“El que hiriere a su padre o a su madre, morirá”
— Éxodo 21:15
“Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá”
— Éxodo 21:17
“Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él”
— Levítico 20:9
“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”
— Mateo 5:4
“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra”
— Romanos 13:7
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”
— Filipenses 2:3